Los niños corren riesgo debido a su rápido crecimiento y sus altas necesidades de hierro.
El riesgo de anemia por deficiencia de hierro aumenta en los lactantes
con bajo peso al nacer y en los niños con un alto consumo de leche de vaca,
un bajo consumo de alimentos complementarios ricos en hierro y un bajo nivel socioeconómico o de inmigración.
Las directrices de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (ESPGHAN) recomiendan que la suplementación sistemática con hierro no sea necesaria en niños sanos, lactantes y niños pequeños que tienen un peso normal al nacer, pero que los lactantes con bajo peso al nacer deben recibir suplementos de 1 a 2mg /kg por día.